Beneficios para la salud de una buena alimentación y del ejercicio físico moderado. (Carlos García de Andrés)

Alimentación:

Para tener buena salud la alimentación debe ser equilibrada y variada. Cada alimento tiene distintos nutrientes, pero ninguno de ellos nos proporcionará todos los que el cuerpo humano precisa. Aunque cualquier persona ingiera una buena dosis de alimentos, no se librará de padecer desnutrición por no tener una dieta equilibrada. Para rendir mejor, hay que iniciar el día con un buen desayuno. Hay que ingerir frecuentemente frutas y verduras y agua que a pesar de no ser un nutriente es fundamental para el organismo (mirar anterior entrada sobre el agua: El agua en la medicina.)

Una buena alimentación previene:

Enfermedades cardiovasculares:	Consisten en un depósito de lípidos, sobre todo colesterol en la pared de las arterias.
Neoplasias:	La aparición de cánceres se ha relacionado con el consumo de grasa saturada, carne y derivados.
Obesidad:	Representa un problema de salud en los países desarrollados. Esto se debe a una ingesta calórica excesiva.

La alimentación ha sido objeto de numerosos estudios dedicados a la nutrición y salud ya que una correcta alimentación reduce notablemente las posibilidades de padecer algunas enfermedades. Sin embargo no se ha dado tanta importancia a la práctica de ejercicio físico aunque esto esta cambiando ya que cada vez tenemos mas pruebas de sus beneficios en la salud:

En un informe sobre los beneficios de la actividad física publicado por el Consejo Europeo de Información sobre Alimentación se explica que las personas relativamente activas, en especial durante la edad adulta y la vejez, tienen el doble de probabilidades de evitar una muerte prematura o una enfermedad grave. De hecho, el beneficio de llevar una vida activa es equivalente al de dejar de fumar. Las ventajas de mantenerse activo son numerosas:

 

Menor riesgo de obesidad	La reducción de la actividad física es una causa importante del aumento de la obesidad. Estudios han demostrado que llevar una vida activa previene la obesidad.
Menor riesgo de enfermedad cardiaca	Las personas con una vida activa y en forma tienen la mitad de probabilidades de tener  una enfermedad cardiaca que las personas que llevan una vida sedentaria. Las personas obesas con una vida activa tienen menor riesgo de padecer una enfermedad cardiaca o diabetes.
Menor riesgo de padecer diabetes	La falta de actividad es un factor de riesgo en el desarrollo de la diabetes. La probabilidad de que personas muy activas padezcan esta enfermedad es de un 33 a un 50 % menor.
Menor riesgo de cáncer	Una actividad física moderada o intensa reduce el riesgo de contraer cáncer de colon, colorrectal, de pulmón y de mama
Músculos y huesos en buen estado	Practicar ejercicio físico fortalece los músculos, los tendones y los ligamentos, y aumenta la densidad ósea. Estudios demuestran que las actividades en las que soportamos nuestro propio peso como correr mejoran la densidad ósea durante la adolescencia, ayudan a mantenerla durante la edad adulta y retrasan la pérdida de masa ósea que se produce habitualmente con el paso de los años (osteoporosis).
Salud mental	La actividad física mejora el bienestar psíquico, reduce el estrés, la ansiedad y regula el sueño. La actividad física puede aplicarse en el tratamiento de la depresión. Favorece a la toma de decisiones

¿Cuánto ejercicio tenemos que hacer?

No es necesario esforzarse mucho para obtener beneficios, debemos hacer sesiones regulares de una actividad moderada. El ejercicio físico en sesiones breves es casi tan eficaz como hacer ejercicio de forma ininterrumpida. Para aquellos a quienes no les gusta hacer ejercicio de forma planificada, evitar o reducir las actividades sedentarias puede resultar igualmente beneficioso. Las personas obesas deben elegir cuidadosamente el ejercicio para evitar cualquier lesión provocada por actividades intensas en las que tengan que soportar su propio peso. La natación y el ciclismo son dos deportes adecuados para personas obesas.